Lo logramos, llegamos al 6 de enero. Con la partida de la rosca cerramos oficialmente el maratón Guadalupe Reyes, que es como llamamos en México a este periodo que va desde el día de la aparición de la Virgen de Guadalupe en el Tepeyac hasta la llegada de los Reyes Magos, y que se caracteriza, básicamente, por las grandes cantidades de comida que ingerimos a lo largo de cuatro semanas. Eso sí, comida tan llena de significado como de carbohidratos.
La Rosca de Reyes no es la excepción en ninguna de las dos cosas. Pero antes de hablar del dulce simbolismo de este pan circular adornado con ate, higos y azúcar que corona la celebración del Día de Reyes, hagamos un brevísimo repaso de cómo se festejamos este día en México.
Origen de la celebración del Día de Reyes
Casi todos conocemos la historia: tres sabios de Oriente llegaron a Jerusalén en busca de Jesús para rendirle honores, en su camino se encontraron con el Herodes, quien al enterarse de la profecía del nacimiento del rey de los judíos les pidió que cuando supieran dónde se encontraba el recién nacido se lo hicieran saber para ir también a adorarlo, pero sus intenciones eran otras.
Los sabios encontraron al niño, le ofrecieron tres regalos: oro por ser rey, mirra por ser hombre e incienso por ser Dios. Con esto se convirtieron en los primeros no judíos en reconocer el origen divino del recién nacido. Luego, recibieron en sueños la revelación de las verdaderas intenciones de Herodes y se fueron por otro camino sin darle a ubicación exacta del niño. El encuentro de los sabios de Oriente con Jesús se conmemora el 6 de enero.
José también es advertido, en su caso por un ángel, sobre el plan de Herodes de encontrar a Jesús para matarlo, así que le dice que debe llevar a su familia a Egipto, de este modo logran escapar del entonces rey de Judea y de su ejército.
Aunque los sabios de Oriente no eran reyes ni magos, sino sacerdotes versados en astrología, con el paso de los siglos, en la tradición cristiana, se convirtieron en la representación de los tres continentes conocidos en ese entonces: Europa, Asia y África, es decir, en el símbolo de que el mundo entero reconocía a Cristo como su rey, por eso su representación como reyes de distintas razas.
Celebración del Día de Reyes en México
Como todas las celebraciones de origen cristiano, el Día de Reyes llegó a México con la conquista y fueron los evangelizadores los encargados de organizar estas actividades, que ya se han vuelto tradición, como una forma de divulgar la historia de Jesús y las creencias de la Iglesia católica.
Los Reyes Magos llegaron primero a los nacimientos, representaciones del natalicio de Jesús que primero se realizaban como escenas vivientes en los atrios de las iglesias y que después de elaboraron en barro a pequeña escala para formar parte de las decoraciones navideñas y que ahora colocamos bajo el árbol de Navidad.
Después, lo mismo que en España, los reyes magos comenzaron a traer regalos a los niños pequeños como recuerdo a los regalos que habían ofrecido al niño Dios. Por eso la noche del 5 de enero, en la víspera del Día de Reyes, los niños colocan cartas en el árbol de navidad para hacer sus peticiones a los Reyes Magos y así, cuando se levanten, descubrirán sus regalos debajo del árbol navideño.
Por la tarde, la familia se reúne para partir la tradicional Rosa de Reyes, otra aportación Europea que hemos adaptado, quitándole la almendra y la naranja confitada que tiene la versión española y decorando, en cambio, con ate de pera, guayaba y membrillo, azúcar e higos cristalizados. Acompañamos nuestra rebanada de rosca con una buena taza de chocolate caliente.
En las roscas europeas, dicen, se solían ocultar habas o semillas y, quien las encontraba podía ser tratado como rey por un día o podía ser el encargado de pagar la fiesta. En el caso de México, lo que ocultamos son pequeñas figuras de niños, y quien la encuentre será el encargado de poner los tamales en la fiesta del Día de la Candelaria, que se celebra el 2 de febrero.
El simbolismo de la Rosca de Reyes en México
La rosca, como en España, representa la corona de los Reyes Magos, por eso es redonda, y los dulces que la adornan son sus joyas. En la versión mexicana tradicional se usan los colores de la bandera: el verde del ate de pera, el blanco del azúcar y el rojo del ate de membrillo.
Antes, en lugar de ate se usaba acitrón, un dulce elaborado con la pulpa de la biznaga, una cactácea endémica de México que tarda hasta 40 años en crecer y que ahora se encuentra en peligro de extinción debido a su sobreexplotación, por lo que actualmente su uso está prohibido.
La figura del niño escondida en la rosca representa a Jesús ocultándose del rey Herodes, y quien la encuentra se convierte en el padrino del niño, por eso tendrá que poner los tamales en la fiesta del Día de la Candelaria, que es el día de la presentación del niño en el templo a los 40 días de nacido, por eso, originalmente, sólo se colocaba un muñequito dentro de la rosca.
¿Conocías este simbolismo? Cuéntanos cómo celebras el Día de Reyes.