Metinides, el artista de la nota roja en México

Enrique Metinides (1934-2022), mejor conocido como “el Niño”, fue durante décadas el fotoperiodista de nota roja más importante de México. Se inició en el mundo de la fotografía a los nueve años, cuando su padre le obsequió una cámara análoga. Era una Brown Junior, con seis cartuchos para fotos en blanco y negro de 6×6. El resultado fue inesperado y ligeramente inquietante.

En Caracol Spanish te contamos su historia.

La sensibilidad especial de Metinides

El pequeño Metinides paseaba con su cámara a todas partes. Primero retrataba estatuas del centro de la Ciudad de México. Luego vino la época en que le tomaba fotos a la pantalla del cine. Las películas de gangsters eran sus favoritas. Finalmente, desarrolló el gusto por fotografiar carros chocados, los encontraba afuera de los ministerios públicos.

Dos años más tarde, ya estaba capturando escenas de accidentes en las calles cercanas a su domicilio. Con el tiempo aprendió a entablar conversaciones con la policía para ganar su confianza y amistad. Tal era su entusiasmo que consiguió que los policías le avisaran de los accidentes para que pudiera ir a fotografiarlos.

Una de las primeras obsesiones de Metinides fue fotografiar accidentes vehiculares

El Niño demostró desde la infancia tener una sensibilidad especial ante las catástrofes. Apenas tenía once años cuando vio el cadáver de un decapitado y no dudó en captarlo con su cámara. La fotografía mostraba la cabeza en sus manos. Pronto desarrolló la capacidad de hacer las mejores fotografías de nota roja de la Ciudad de México. Fue fotoperiodista durante varias décadas.

Un ojo sin descanso

Se dice que Metinides tenía una energía inagotable. Se metía en todo y a todos contagiaba con su energía. Tanto que hasta su hermano acabó siendo chofer voluntario de la Cruz Roja y maestro del curso de socorristas. Todo por influencia del Niño.

Los intentos de la familia por controlarlo pronto se desvanecieron. Advirtieron que, lejos de renunciar a su vocación, Metinides se involucraba cada vez más. Se dice que siempre tenía su ropa lista para ir a cualquier hora al lugar del accidente o del crimen. Se cuenta, incluso, que enfrente de su casa había una ambulancia durante la noche para llevarlo de inmediato.

Su influencia no sólo abarcó el fotoperiodismo, sino que alcanzó a los cuerpos de rescate. Según el propio Metinides, él inventó las claves de radio de la Cruz Roja que se utilizan hasta ahora. “Al cadáver le puse catorce”, declaró alguna vez.

Metinides en el fotoperiodismo profesional

El Niño consiguió su primer empleo como fotoperiodista gracias a Antonio Velázquez, fotógrafo de La Prensa. Éste lo vio retratar un accidente automovilístico, resaltando los detalles del suceso. Velázquez le pidió que le mostrara su portafolio de imágenes y quedó muy impresionado.

Cuando sus fotografías en La Prensa le dieron la fama, comenzaron a llamarlo de otros medios. Alarma, Crimen, Guerra al Crimen, Policía, Magazine de Policía, Jaque al Crimen, Nota Roja o Prensa Roja, eran algunas de las revistas que solicitaban sus imágenes.

Desde luego, sus mejores amigos fueron bomberos, paramédicos y policías. Ellos le permitían que los acompañara a los sitios de las catástrofes. Incluso se sabe que a veces llegaba antes que las autoridades. Y, de acuerdo con la leyenda, sus fotografías servían para resolver los delitos.

Ese ritmo de trabajo le pasó factura eventualmente. Lo atropellaron dos veces, tuvo siete costillas rotas, dos infartos y un dedo roto. En total sobrevivió a 19 accidentes, pero nunca dejó de fotografiar. Pese a ello, su talento no fue reconocido en su tiempo, ni le pagaron bien. Y quizá lo peor: en las noches no podía dormir por la impresión que le provocaban las tragedias que presenciaba. Y cuando sí, confesó en una entrevista, soñaba con ambulancias.

Las obras de arte de Enrique Metinides

En su tiempo, su obra era considerada mero sensacionalismo. Un subgénero de la prensa, la nota roja, indigno de ser llamado arte visual. Sin embargo, son muchas las fotos periodísticas de Metinides que podríamos señalar inequívocamente como obras de arte. Quizá una que valga la pena separar del resto es la titulada Suicida en torre de luz.

“Suicida en torre de luz” de Enrique Metinides

Ésta es una imagen que logró a nivel de piso. Capta a un hombre trepado sobre una estructura, a varios metros de altura, aparentemente a punto de saltar. Lo flanquean dos hombres que intentan calmarlo.

La foto salió publicada en mayo de 1971, en el diario La Prensa. La nota era la siguiente:

“Yo quería saber como era la muerte”, dijo Antonio N., de 45 años de edad, después de que dos hombres del equipo de rescate le persuadieron para no saltar. El hombre no tenía trabajo y dijo tener una gran cantidad de preocupaciones.

Metinides: El hombre que vio demasiado

En 2015 la cineasta Trisha Ziff dirigió el documental El hombre que vio demasiado. En él sigue la faceta claramente artística de Metinides, recorriendo la intimidad del Niño. La directora lo pinta como un hombre misterioso que vivió fascinado por su oficio de fotógrafo de nota roja. Quizá por ese embrujo supo captar la crueldad propia del género.

La composición visual de un artista genuino salva del descrédito a las fotografías de Metinides. Sus imágenes son agresivas y la mayoría de las veces morbosas. Su fama se debe a que fue capaz de componer encuadres y plasmar las situaciones más sobrecogedoras. Sin embargo, fue su genio creativo, lo que hizo que estas imágenes trascendieran las planas de la nota roja.

Recordemos, por ejemplo, dos de sus fotografías más célebres. La primera muestra la cara más apacible de la muerte. En ella una mujer rubia, de clase alta, yace muerta sobre una farola torcida. Acaba de ser atropellada. En la segunda, un policía sostiene el cuchillo con el que una mujer indígena acaba de matar a otra. La mujer atacada está tendida en primer plano. Al fondo se ve el pequeño hijo de la asesina mirando de frente a la cámara.

Reportaje sobre Enrique Metinides en Canal 22

Metinides y el reconocimiento internacional

Durante 50 años, Metinides dio su propia versión de los hechos trágicos que sucedían en la gran ciudad. Él construyó su propio imaginario urbano y se dirigió a un consumidor de imágenes al que convertía en testigo de los acontecimientos. Su obra conforma una galería de las catástrofes que configuraron la segunda mitad del siglo XX mexicano.

Su intención primaria no fue crear arte, pero lo hizo. Es por ello que ahora se le reconoce como pionero de las artes visuales, se estudia en las universidades y se ha expuesto en las grandes capitales del mundo como Nueva York, Londres, Madrid y, por supuesto, la Ciudad de México.

Sus fotografías son documentos históricos. No son solo un recordatorio de la muerte. También son un retrato de los hilos que tejen el tapiz humano: la violencia, el vicio, lo inconfesable. ¿Son incómodas? Por supuesto. Pero el arte, dicen, debe incomodar a quien lo mira.

Practica tu español

¿Qué opinas de la obra de Enrique Metinides? ¿Cómo es el trabajo de los fotoperiodistas en tu país? ¿Existe algo parecido a la nota roja o el periodismo sensacionalista? Practica tu español dejando un comentario.

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