El pachuco: personaje mexicano que nació en Estados Unidos

Uno de los ejemplos más notorios de la síntesis cultural que se vive a lo largo de la frontera entre México y Estados Unidos es, sin duda, el fenómeno del “pachuco”. Surgió en la década de 1930, en El Paso, Texas, al interior de las comunidades de migrantes mexicanos de segunda o tercera generación. Mediante un atuendo inconfundible, los pachucos buscaban representarse, a la vez que reivindicar su diferencia, en la sociedad norteamericana.

Los pachucos eran hombres jóvenes que respondieron a la discriminación estadounidense creando su propia contracultura. Su ejemplo se extendió entre las comunidades chicanas como símbolo de rebelión. En Los Ángeles tuvo un auge especial que incluyó a una contraparte femenina: las pachucas (también llamadas “cholitas”). Estas mujeres jóvenes fueron percibidas como rebeldes, masculinas y antiamericanas.

En general los pachucos encarnaban un desafío a la norma social: migrantes que no hacían el menor esfuerzo por asimilarse a la cultura dominante. Y aunque se concentró en un grupo relativamente pequeño de mexicoamericanos, esta contracultura se volvió icónica gracias a su inmortalización en la pantalla grande. Para Germán Valdés, Tin Tan, uno de los más grandes cómicos populares de México, el personaje del pachuco significó lo mismo que para Chaplin el personaje del vagabundo.

Etimología incierta de la palabra pachuco

Es un tema que se debate aún y no parece tener pronta respuesta: ¿de dónde viene la palabra pachuco con la acepción que le damos? Las hipótesis no faltan, pero ninguna es concluyente. Puesto que el término se originó en El Paso, Texas, se especula que haya nacido como una reducción de la frase “vamos pa’l Chuco”, que quería decir “vamos a El Paso”; es decir: Paso>pasuco>pachuco, una evolución lingüística no tan verosímil.

Asimismo hay quien dice que la expresión en realidad era un híbrido bilingüe: “Vamos pa’l Shoe Co.”, en alusión a una supuesta empresa zapatera o fábrica de zapatos donde empleaban mano de obra mexicana.

Algunos más piensan que la palabra tiene su origen en la voz náhuatl pachoacan (“lugar donde se gobierna”), sin embargo, su relación con la subcultura es casi nula. Habría que dar un gran salto semántico para conectar a las pandillas de pachucos, que actuaban de forma territorial sobre ciertos espacios, con el concepto de “lugar donde se gobierna”.

Ni tampoco faltan quienes aventuren la explicación más sencilla y más endeble: que provenga del topónimo Pachuca, capital del estado de Hidalgo; quizá porque hubo un momento en la historia de la migración de mexicanos a Estados Unidos, en que una mayoría de gente proveniente de Pachuca cruzó al norte del río Bravo para establecerse allá. Pero en ese caso, ¿cuál es la relación entre la ciudad de Pachuca y la cultura del pachuco? Aparentemente, ninguna.

El traje de pachuco: un grito de la moda

Vestidos con el típico zoot suit de los jazzistas y músicos de blues y swing, hablando un dialecto distintivo conocido como caló, antecesor directo del espanglish que hoy hablan los cholos, los pachucos eran percibidos como ajenos tanto a la cultura mexicana como a la estadounidense. Sólo la cultura chicana los podía reconocer como propios. De hecho, el estilo pachuco fue una moda dominante entre la juventud mexicoamericana en las décadas de 1930 y 1940.

El zoot suit era el atuendo característico de los pachucos

El principal distintivo era el zoot suit; ese extravagante traje que se volvió un claro marcador de la subcultura. Se componía de una camisa de cuello ancho y pantalón bastante holgado, algunos llevaban tirantes, el característico saco y, por supuesto, el sombrero borsalino. Este traje nació en la década de 1930 en Nueva York, y fue muy popular entre los italianos, los judíos y los mexicanos.

Para finales de esa década, en Los Ángeles, el zoot suit era usado principalmente por jóvenes de origen mexicano, afroamericanos y judíos de las clases más pobres. Los trajes contaban, como accesorio, con una cadena-llavero que colgaba desde el bolsillo del pantalón.

Para las mujeres pachucas la moda dictaba que utilizaran los sacos holgados del zoot suit, faldas cortas, medias de red o calcetas largas y zapatos con plataforma; también un peinado típico que remataban en un copete prominente. Al salirse de la norma estética de aquellos años, las pachucas construyeron una identidad propia y articularon un discurso de base feminista.

Sin embargo, en México, el pachuco fue entendido como una caricatura del norteamericano (mientras que en Estados Unidos fue percibido como evidencia de la degeneración mexicana). El Premio Nobel de Literatura Octavio Paz lo definió como un hombre que había perdido toda su herencia: idioma, religión, costumbres, creencias. Tristemente, el gran escritor no supo entender a la figura del pachuco como una representación encarnada de la resistencia contra una hegemonía cultural.

La represión y el final de los pachucos

No es frecuente que podamos precisar cuándo una prenda de vestir pasó de moda, o empezó a considerarse de mal gusto, pero el caso del zoot suit es una excepción: 1943. Los disturbios de Los Ángeles que se dieron casi a la par que los disturbios civiles por casos de discriminación racial en el verano de 1943, en Mobile, Alabama; Beaumont, Texas; Detroit, Michigan; y la ciudad de Nueva York.

En Los Ángeles, del 3 al 8 de junio de 1943, fue el caos conocido como “Los disturbios del zoot suit”, una serie de enfrentamientos armados entre militares estadounidenses estacionados en el sur de California y jóvenes latinos y residentes de ciudades mexicoamericanas.

Con la anuencia de las autoridades, los militares estadounidenses y los ciudadanos blancos de Los Ángeles atacaron y desnudaron a niños, adolescentes y jóvenes que vestían zoot suits, con la excusa de que los trajes, hechos de grandes cantidades de tela, eran antipatrióticos durante la austeridad que pedía la segunda guerra mundial (el propio gobierno hizo imprimir miles de pósteres donde pedía el racionamiento de telas y ciertos alimentos para el esfuerzo de guerra). Poco después, se prohibió indefinidamente el uso del zoot suit en Los Ángeles a través de una ordenanza en toda la ciudad.

“Vestir extravagantemente en tiempo de guerra es peor que ser desconsiderado, es antipatriótico”

Los disturbios asimismo estaban relacionados con una euforia antimexicana que se encendió con la cobertura mediática del juicio por el asesinato de José Gallardo Díaz, un joven latino que fue muerto en lo que entonces era una zona comercial no incorporada cerca de Los Ángeles. Aunque la causa de muerte sigue siendo motivo de controversia hasta hoy, la policía de Los Ángeles arrestó rápidamente a diecisiete jóvenes mexicano-estadounidenses como sospechosos.

Cuando el juicio terminó, doce de los acusados fueron declarados culpables de asesinato en segundo grado. El resto fue acusado de delitos menores. Sin embargo, todas las condenas fueron revocadas en apelación de 1944, por inconsistencias de las acusaciones.

Vale traer a colación aquí que durante el juicio a los acusados no se les permitió cambiarse de ropa por orden del juez, a pedido del fiscal de distrito, con el argumento de que el jurado debería ver a los acusados con los zoot suits que “obviamente” usaban sólo los “delincuentes”.

Tin Tan y la vuelta a casa del pachuco

Con el decaimiento de la moda del pachuco en Estados Unidos, un fenómeno curioso ocurrió en México: un comediante genial, con una agilidad verbal tremenda capaz de incluir palabras extranjeras, trabalenguas e invenciones en cada parlamento, Germán Valdés, Tin Tan, acuñó en los teatros de carpa y luego en una serie de obras maestras del cine a la representación quintaesencial del pachuco, un personaje hasta entonces casi inexistente en la cultura popular del país.

La primera película en que apareció caracterizado como pachuco fue El hijo desobediente (1945), y a partir de ésta, gracias a la genialidad verbal de Tin Tan y su imitación de la lengua chicana, el personaje del pachuco quedó plenamente reivindicado en el imaginario colectivo de los mexicanos; ya no como aquel disidente cultural mexicano-estadounidenses, sino como una encarnación de lo mejor y más admirable de los personajes de Tin Tan: un hombre inventivo capaz de hablar hasta por los codos y persuadir de lo que sea, el rey del barrio que baila todas las canciones.

No por coincidencia aún hoy, en clubes de baile tradicionales, casi centenarios, como el California Dancing Club o el Salón Los Ángeles, ambos en Ciudad de México, es de lo más normal que los bailadores lleguen completamente ataviados con elegantes zoot suits que imitan a la perfección los de Tin Tan.

¿Conocías el origen del personaje del pachuco?, ¿haz visto alguna película de Tina Tan? Practica tu español dejando un comentario.

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